Un relato de Rafael Ruiz
Fotograma de la película "La soledad del corredor de fondo" |
Era mi primer día de trabajo y no debía llegar tarde. El despertador no sonó y mamá no estaba allí para avisarme. Miré el reloj y comprobé que aún tenía tiempo de coger el autobús que me llevaría al centro. Desde allí, la penúltima parada me dejaría tan solo a dos manzanas del taller de mi tío, el hermano pequeño de mamá. Él iba a ser mi jefe. Había hablado muy seriamente conmigo, nadie debía saber que yo era su sobrino.