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lunes, 29 de marzo de 2021

De la mano

Después de tres comienzos, distintos y fallidos, de "Epifanía" volví al único personaje que tenía claro y este se sentó junto a mí


Cuando un proyecto como Hotel Barbacanas empieza a fraguarse todo son aportaciones, puestas en común, intercambio de ideas... en definitiva: mucha ilusión conjunta. Pero cuando llega el momento de convertir ese proyecto en realidad nos desperdigamos pensativos dispuestos a afrontar en soledad el reto que toda nueva publicación nos supone. 

viernes, 19 de marzo de 2021

Son tus huellas el camino

Sor Santo, el personaje real del relato "Entre caminos", de Ana Monteza, que forma parte de "Hotel Barbacanas"

Convento de Santa Catalina, Antequera
 

Cuando llegué por primera vez a Antequera, me informaron que había un santo peruano, compatriota mío, en la iglesia de Santa Catalina. Se trataba de San Martín de Porres, más conocido por estos lares, como Fray Escoba. Solo podía acudir los días miércoles que abrían el templo, y eso hice.

martes, 16 de marzo de 2021

Cuando el pasado y el futuro dejan de ser una cuestión de tiempo

“Vistas panorámicas”, segundo relato de “Hotel Barbacanas”, se asienta sobre tres líneas temporales distintas


Cuando se aborda una narración con ingredientes históricos, ¿cuál es el elemento que implica mayor dificultad? Documentarse es una tarea esforzada, sin duda, pues supone dedicar mucho tiempo a recabar una gran cantidad de datos, de los que solo se utilizará una mínima parte. Pues para el autor tan importante es el contexto que se narra como el que no aparece, pero está implícito, en el relato. Manejar mucha información no es fácil, se ha de tener tanta habilidad con “las tijeras” como un buen esgrimista con el florete. Pero aun así, personalmente creo que es mucho más difícil estructurar la historia en los diferentes planos temporales que contenga.

lunes, 1 de marzo de 2021

Se busca historia

La protagonista de "Tempora", primer relato de "Hotel Barbacanas", tiene algo que decir sobre la autora

Fotografía: Mercedes Suárez Saldaña
 

Desde el principio he sabido que la autora me está metiendo en un lío. 

Dirijo un hotelito en la ciudad más tranquila del mundo y ella coloca un cadáver en una de las apacibles habitaciones con vistas a una calle encantadora y al edificio del Archivo Municipal. Mi hotel, que, aunque no me pertenece por derecho, lo cuido como si lo fuera. Tantos años mimando hasta el rincón más escondido, puliendo recovecos, enseres y emociones que nadie valora como yo, para que los clientes sientan la misma pasión al alojarse con nosotros.