lunes, 28 de noviembre de 2016

Juan Francisco Torres presenta su primer libro, "La chica desastre"


Alas de Papel continúa organizando una serie de actividades para difundir la obra literaria de autores antequeranos, aunando además la cultura con escenarios de la iniciativa privada que apuestan por ofrecer un valor añadido a su oferta comercial. Así, el próximo viernes, 2 de diciembre, a las 20:00 horas, la Cafetería Laroc’s acoge la presentación del primer libro de Juan Francisco Torres, La chica desastre de los vestidos de verano. Será en el marco de un encuentro literario con el autor, que versará sobre la opera prima y el escritor novel. El acto está organizado por Alas de Papel.

Juan Francisco Torres tiene 29 años y desde pequeño siempre tuvo la absoluta necesidad de escribir, “incluso con esas edades de 7 u 8 años en que lo usual es preguntar a tus padres ¿Qué dibujo? Yo, en cambio, siempre le preguntaba a mi madre ¿Qué te escribo?", cuenta él mismo.

Empezó a escribir literatura en la adolescencia y desde entonces jamás lo ha dejado. El paso importante, aunque por aquel entonces no lo sabía, “fue cuando me creé una página de Facebook y empecé a colgar relatos y fragmentos de lo que escribía, y aunque al principio me seguía muy poca gente seguí por convicción y porque no había elección. Continué y empezaron a ser decenas, luego cientos y ahora, en este momento, mi página tiene unos quince mil seguidores. Ellos han sido la causa principal de que yo me decidiera a escribir el libro, por sus continuos mensajes de ánimo”.

La literatura, su pasión por escribir, por leer, “por no rendirme en conseguir la utopía”, le ha llevado a poner en segundo plano cualquier otra actividad. “He gastado -o invertido, según se entienda- más horas de mi vida que en cualquier otra cosa en leer, escribir, aprender a mejorar y en editar relatos, como si fuese un trabajo. Nunca quise, y de hecho muchos de mis relatos tienen ese mensaje, ser uno entre tantos que tienen un sueño y luego la vida les va dando cabeza y lógica, y los va apartando a un lado para luchar por objetivos más alcanzables y estables”.

La contrapartida para Torres ha sido cierta inestabilidad laboral y económica, “pero nunca me he rendido. Siempre dije que, aunque no me leyera nadie, iba a seguir haciéndolo, porque es mi vida. En el borrador del móvil continuamente voy apuntando ideas y escenas que se me ocurren por la calle para luego plasmarlas en el papel, y no importa lo que esté haciendo, cuando eso -llámese inspiración o como se quiera- me insiste, da igual que esté con alguien o haciendo cualquier otra cosa. Me siento obligado y no me queda más remedio que ponerme delante del ordenador a intentar darle vida a esa idea”.

De ahí que el poema que más ha marcado a Torres en la vida sea ¿Así que quieres ser escritor?, de Charles Bukowski, uno de sus autores de referencia. “Admiro y me apasiona su autodestrucción y la belleza que sacaba de ella -explica-. Otros poemas del mismo autor, como A la puta que se llevó mis poemas, El pájaro azul o Nadie sino tú, también han sido muy importantes en mi vida”.

El contrapunto a Bukowski lo encuentra Torres en Stephen King, “mi gran referente por encima de cualquiera, aunque parezca que no tiene nada que ver con los temas sobre los que suelo escribir. Aunque lo cataloguen como el maestro del terror, siempre he considerado que cuando escribe sobre amor -o desamor- es mucho más profundo, y quizá donde da más miedo.  A lo mejor porque los verdaderos monstruos no son los del armario”. 

Juan Francisco Torres lleva años oyendo la pregunta sobre qué escribe “y aún no sé qué contestar. No me considero romántico, ni opino que escriba de amor, al menos como se hace habitualmente. Siempre digo que, simplemente, relato escenas, observo y describo. Me fijo en los detalles, esa es la base de todo. Mi vida, en relación o no con la escritura, se basa en estar obsesionado con prestarle atención a los detalles por muy mínimos que sean. Es tanto una virtud como una gran cruz, así que he acabado diciendo, entre bromas y veras, que soy un cantautor que, como no sé componer, escribo”.

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