jueves, 1 de agosto de 2019

La plaza del ficus

Premio Andalucía - VII Certamen Literario María Carreira



Me gusta atravesar de noche esta plazuela, por eso demoro mi vuelta a casa con excusas de vagabundo. Plaza del Ficus, la llama todo el mundo, en homenaje al colosal ejemplar que se ha adueñado de todo el espacio. Sus raíces atormentadas revientan el cemento que intenta aplastarlas, como si se rebelaran contra un enterramiento no pactado. Es la plaza la que regula mi jornada, mis paseos, mi agenda. Es el ritmo de sus luces y sombras lo que me marca el horario, no ese reloj holgazán que corona la balconada. Como un perro sin dueño, me entretengo por los alrededores hasta que vislumbro de lejos sus farolas encendidas. Entonces, cuando la presiento abstraída y solitaria, decido abordarla. Y en cuanto la penetro por mi esquina preferida, me sobrecoge el presentimiento de que algo va a suceder mientras la cruzo; algo inesperado que compense el hastío que rebosa mi programa. Es el escenario ideal para la magia: silencioso, mal iluminado, listo para el sobresalto.