martes, 23 de febrero de 2021

Las pastillas de la abuela


Acabo de apuntar la nueva pastilla que me ha recetado el médico.

Tengo setenta y siete años. No estoy mala, puedo andar sin bastón, subo y bajo escaleras, aún entro a la cocina y preparo mi comida porque vivo sola.

Pero debo ir a la consulta, o mejor dicho me lleva mi hija porque dice que debo hacerme siempre un chequeo por lo menos cada tres meses.

Que mis vitaminas, que mi pastilla para las migrañas, la pastilla diaria para la vejiga hiperactiva, el antihistamínico para una alergia al cedro que adquirí hace unos años. Que el analgésico para cuando molesten las cervicales, la crema para unas pequeñas manchas que han empezado a surgir en mi piel... y ahora esta nueva que contiene Omega, según mi médico, y que ha venido a añadirse a la ya algo larga lista de medicamentos.

Y sin embargo, me siento bien. No sé si a causa de tomarme las dichosas pastillas o porque yo necesito sentirme sana.

Quedo algunas veces con mi pequeño grupo de amigas a tomarnos un cafelito, pero en periodos espaciados y tomando precauciones porque no está el horno para bollos. Es que hay que salir un poquito para que nos dé el aire y el sol, ¿verdad?

Un día se nos unieron unos hombres mayores, vecinos del pueblo y terminamos haciendo un concurso de quién tomaba más pastillas y el ganador fue Pepe que tiene unos ochenta y un años si mal no recuerdo. ¡Once pastillas diarias!

Ellos se pusieron en otra mesa y como hay distancia de seguridad, chillábamos mucho para poder entendernos. Tanto, que a veces sentíamos las miradas de la gente, pensando que quizá nos habíamos bebido algunas buenas copas de vino de más. Sus rostros parecían decir: ¡estos viejos cómo están! 

Pero reírse me viene ahora de perlas. Luego llego a mi casa relajadita y dispuesta a escuchar un poco más de lo que ya sabemos. Pero muy poco, que luego se vuelve a endurecer mi cuello de todo lo que me entero por las noticias, y venga a echar mano de la pastillita para las cervicales.

 

Ana Monteza



3 comentarios:

  1. Qué bonito relato! Cariños desde el otro lado del charco...muy lejos, Piura!

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  2. Gracias Piura - Perú por leerme. Un abrazo a la distancia. 😘

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