miércoles, 9 de diciembre de 2015

El sacrificio de las mariposas

Acto contra la violencia machista, organizado por Acilia Antequera el pasado 25 de noviembre
Recientemente se ha conmemorado el Día internacional para la Eliminación de la Violencia hacia la Mujer, promovido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 54/134 del 17 de noviembre de 1999. Desde entonces, cada 25 de Noviembre una amplísima representación de la sociedad se moviliza y sale a la calle dejando de lado las diferencias individuales para hacer frente común en el intento de ponerle freno a esta vergonzosa lacra social. Cuarenta y ocho mujeres han muerto en lo que va de 2015 víctimas de la violencia machista en España. La cifra, similar a la del año pasado, refleja lo complicado que resulta detectar los malos tratos que se producen  dentro del hogar porque, como decía una buena amiga mía, ``las tejas tapan mucho’’. Y hay asuntos que por vergüenza mal entendida, o impotencia, se convierten en secreto familiar manteniéndose ocultos bajo capas de silencio y fingimiento.

Lamentablemente, los casos de violencia machista en el hogar aunque no lleguen a desembocar en muerte dan lugar a condiciones de vida extremadamente penosas para quienes los padecen; destruyen su autoestima, dejan a las víctimas anuladas en su capacidad de actuar y por lo tanto a merced del maltratador. Los insultos, descalificaciones y vejaciones hacia la mujer están a la orden del día en muchos hogares y el perfil de maltratador no está asociado a clase social o estatus económico determinado. Son personas vanidosas y llenas de complejos que pagan con los hijos y la mujer todos sus conflictos y frustraciones; individuos ruines y cobardes, incapaces de sentir empatía o compasión, que se sienten fuertes  únicamente  frente al más débil y desamparado.

Pese a esta situación, tan terrible, todavía es frecuente encontrar personas que, independientemente de que se sientan horrorizadas por lo que está ocurriendo, no acaban de entender el cambio de actitud que la mujer ha experimentado en lo que se refiere a sus aspiraciones y proyectos de vida, confundiendo la exigencia de más responsabilidad en las tareas del hogar a sus parejas y una mayor implicación en la educación de los hijos, con un rechazo del papel que tradicionalmente ha desarrollado dentro de la sociedad y por extensión hasta de su misma naturaleza. Percepción sin fundamento porque -mayoritariamente– se sienten satisfechas con las características propias de su sexo, aunque no lo estén con el trato que reciben de la sociedad: discriminación laboral, abusos dentro del hogar, invisibilidad general y poca representación política son motivos más que suficientes para que sus reivindicaciones no estén relacionadas con cuestiones de género sino con los derechos y la igualdad de oportunidades.

Sería muy injusto rehuir la situación de extremo desamparo que padecen las mujeres en lugares donde donde no se respetan los derechos humanos más elementales, sociedades en las que no tienen más valor del que pueda representar la posesión del asno, la vaca o la cabra dentro del ámbito familiar y que por eso se les niega la posibilidad de instruirse;  pueden ser vendidas, abusadas, maltratadas y hasta dolorosamente mutiladas en lo más profundo de su intimidad, impunemente.

Lo cierto es que no podemos consentir que el ánimo decaiga porque la lucha debe continuar. Desgraciadamente, todavía muchas mujeres se verán obligadas a soportar injusticias y padecimientos pero por las que aparentemente no pueden hacer nada y por las que ya no están, seguiremos adelante y nadie conseguirá detener el vuelo de las mariposas.

Carmen María Herrera

2 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena por el blog, amigos! Muchas suerte. Desde Punto y Seguido os enviamos un fuerte abrazo y os seguiremos.

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  2. ¡Muchas gracias! ¡Nosotros también os seguimos!

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