miércoles, 16 de agosto de 2017

Vacaciones

Mercado de Abastos. Foto S.R.
Pasear a deshora por la calle es un indicio inequívoco del inicio de los días de asueto. Enclaustrado por las mañanas  en la oficina todo el año, me impide tomarle el ritmo a la ciudad las primeras horas del día. Cuando el frescor matutino permite aventurarse todavía fuera de la casa. Mujeres y hombres comprando en las modernas superficies comerciales o en el mercado de abastos,  con sus tradicionales puestos, donde poder encontrar la fruta de temporada primorosamente expuesta y el pescado fresco recién llegado de la lonja malagueña, traído por los pescaderos de madrugada. Jubilados matando el tiempo charlando con los amigos en las cuatro esquinas y saludando a los conocidos. 

Los bancos abiertos con clientes enfadados padeciendo colas interminables por los recortes de personal. Los oficinistas  haciendo un alto en la jornada, tomando un café en algún bar de la calle Estepa. Aprovechar para realizar alguna gestión, demorada todo el invierno por la coincidencia de horarios, en algún organismo público. Desayunar en el Café a la Fuerza unos churros con familiares residentes fuera que han regresado para pasar aquí parte de sus vacaciones.  La promesa de unos días a la orilla del mar con una temperatura más clemente, bajo la protección de una sombrilla, con las personas queridas y la compañía de un libro. Frente a un horizonte turquesa infinito y el relajante rumor de las olas. Libre de la tiranía del despertador. Levantarse cuando el reloj corporal decide que es hora de abandonar la cama, porque se ha descansado suficiente y se está a punto de caer en la holgazanería. Quedar con los amigos, vistos fugazmente por las múltiples obligaciones durante el resto del año, para subir a Santa María a escuchar algún concierto del festival de blues. Prolongar la noche hasta horas indecentes, recordando con nostalgia los viejos tiempos vividos juntos, arreglando el mundo  y debatiendo con cautela sobre un futuro que se presenta tan incierto. Planear objetivos para el próximo curso: Estudiar inglés, hacer ejercicio, ponerse a dieta… Con la certeza avalada por la experiencia de incumplirlos una vez más. Mientras la vida va pasando inexorable, otro verano.

                                                                                                                      Alfonso Pérez Valle


3 comentarios:

  1. Entrañable la descripción.
    Enhorabuena al autor, con su especial sensibilidad para describir esas instantáneas cotidianas de un día cualquiera en cualquier ciudad.

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  2. Deleitante - ¿no hay más?

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  3. Gracias Alfonso por la manera de transmitir esas sensaciones vividas... Tranquilamente la agradable descripción de un sentir.

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