martes, 18 de octubre de 2016

Historias que un viejo árbol me contó

Foto: CGBORDON

Una hora de yoga. Meditación profunda, activa y pasiva.  Desayuno. Degustándolo a fondo, con deleite. Horas de silencio obligado que te apremia a la reflexión. Paseo en armonía con la naturaleza. Me voy a meditar junto a mi árbol preferido. Y sigo el consejo de la monitora: "Habla con él".

    - ¿Cómo se hace eso?
    - Tú pregúntale al árbol que hallarás respuestas.
    - ¿Qué tal, árbol, cómo estás?

Intento dejar la mente en blanco, es difícil, su actividad no cesa, a pesar de la sensación de paz y la relajación que me han provocado los ejercicios. Más concentración. Cierro los ojos y me siento flotar, como en mi pasada sesión de hipnosis. 

    - ¿Cómo llevas aquella historia para tu novela? -me pregunta el árbol.
    - Abandonada, de momento. ¿Pero cómo sabes tú eso?
    - ¿Porque estoy dentro de tu mente? -parece contestar el viejo árbol.
    - ¿Me estoy respondiendo a mí mismo?
    - Es otra forma de verlo.

Tiene razón María. Lo primero que te viene a la mente es la respuesta. Y el árbol me cuenta una larga historia.

    - Pero -contesto- eso da para otra novela.
    - O la segunda parte de esta. ¿Acaso tienes límite de páginas?

Ahora solo queda lo más duro. Escribir.                                                                                                              Juan Luis Reina

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