Mercado de Abastos. Foto S.R. |
Pasear a deshora por la calle es un indicio inequívoco del inicio de los días de asueto. Enclaustrado por las mañanas en la oficina todo el año, me impide tomarle el ritmo a la ciudad las primeras horas del día. Cuando el frescor matutino permite aventurarse todavía fuera de la casa. Mujeres y hombres comprando en las modernas superficies comerciales o en el mercado de abastos, con sus tradicionales puestos, donde poder encontrar la fruta de temporada primorosamente expuesta y el pescado fresco recién llegado de la lonja malagueña, traído por los pescaderos de madrugada. Jubilados matando el tiempo charlando con los amigos en las cuatro esquinas y saludando a los conocidos.