viernes, 13 de enero de 2023

Nostalgias

Rafael Alberti y María Teresa León
 

¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?

La marejada acecha su ánimo. Incluso cuando está rodeado de esos amigos que significan tanto en su vida. Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre. Y Maruja Mallo, su primer amor. Un honor estar en la residencia que pasará a la historia. Ya forma parte de ese mundo creativo en el que siempre quiso vivir. Sus versos van a pertenecer eternamente a la generación del 27 y se siente plenamente satisfecho. Pero es imposible no oír a la sirena que, muy lejos de Madrid, se mece sobre las olas mientras canta una insistente canción que lo llama sin cesar. Siempre serás un marinero en tierra, parece entonar con voz de pena. 

Del barco que yo tuviera, serías tú la costurera

María Teresa le toma una mano y juntos se adentran en el mar de idealismo que transforma sus vidas. El amor es nuevamente capaz de alejar las tempestades más intensas – las de la salud, las financieras, las creativas -, pero vuelven de repente para recrearse en una guerra en la que pierde amigos. Y no sólo en la contienda. Los extremos parecen destinados a no entenderse jamás. Mientras, crece la añoranza de esa brisa suave que presagia paseos tranquilos de huellas húmedas sobre la arena caliente.

¡Quiero ir descalzo, barquero!

Paris, Marsella, Buenos Aires, Córdoba argentina, Punta del Este, Roma. La corriente siempre lo arrastra a buen puerto porque, en el fondo, sigue siendo ese marinero que atisba el horizonte antes de encauzar su destino. Aun así, es difícil anclar la nave. La melancolía se pasea frecuentemente en la cubierta de aquellos años mientras los poemas vuelan hasta su bahía natal. También sus ideas políticas. Los barcos llegan cargados de cartas vaticinando un futuro de mar en calma. Y jura que, en cuanto se desvíe el tifón, volverá para recuperar las redes que dejó enterradas en la orilla. 

Lloren los ojos del puente

La playa, al fin y al cabo, no parece haber notado su larga ausencia. Presume de moderna, vistiéndose con coloridas sombrillas y gentes despreocupadas. ¿Dónde están las barcas, ocupando toda la orilla y esperando ser arrastradas por sus dueños, para comenzar una nueva jornada? El mundo ha cambiado y sus recuerdos se han quedado varados entre la marea. Teme que seguirá siendo un marinero en tierra, aunque sabe que sus versos terminarán siendo fiel reflejo de esa estela que dejan los barcos cuando surcan la mar.

Mercedes Suárez Saldaña

 

Este relato fue publicado en el número monográfico de la

 revista Estrechando dedicado a Rafael Alberti, de marzo de 2022



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