Un microrrelato de Ana Monteza
Deja de pensar, no tienes más que oírme, pues soy de un mundo sin miedos y provengo de una etnia que es el origen de todas. Estoy aquí para liberarte del olor de esta ciudad que te atropella, solo he venido por ti, cruzando el puente prohibido al amanecer.
Descubrí tu alma en las estrellas de una noche de verano y reza un adagio de mi cuna, que cuando un hombre se encuentra frente a frente con la constelación desconocida, es que deberá cerrar los ojos y navegar dentro de sí para descubrir la misión de su vida. Y mi misión eres tú, allí te vi y por eso decidí partir de mi tierra hace muchos años, hasta llegar a estos confines.
¿Crees que es imposible alcanzar la luna? Pues yo la he tenido a mis pies en este camino. ¿Crees que es imposible lo que te prometo? Pues yo ya he cumplido con mi parte y ahora te toca a ti dar el salto y desatar tus ataduras, de hacer a un lado todo aquello que te estorba.
Solo vine para que descubras que la luna también está a tus pies, para que cruces el puente de tus miedos y que en los médanos de la tierra de tus padres, sepas que está el símbolo de la libertad.
Ana Monteza
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